Le Pont Mirabeau
Sous
le pont Mirabeau coule la Seine
Et
nos amours
Faut-il
qu'il m'en souvienne
La
joie venait toujours après la peine
Vienne
la nuit sonne l'heure
Les
jours s'en vont je demeure
Les
mains dans les mains restons face à face
Tandis
que sous
Le
pont de nos bras passe
Des
éternels regards l'onde si lasse
Vienne
la nuit sonne l'heure
Les
jours s'en vont je demeure
L'amour
s'en va comme cette eau courante
L'amour
s'en va
Comme
la vie est lente
Et
comme l'Espérance est violente
Vienne
la nuit sonne l'heure
Les
jours s'en vont je demeure
Passent
les jours et passent les semaines
Ni
temps passé
Ni
les amours reviennent
Sous
le pont Mirabeau coule la Seine
Vienne
la nuit sonne l'heure
Les
jours s'en vont je demeure
|
El puente Mirabeau
Bajo el puente Mirabeau corre el Sena
Y nuestros amores
Es preciso que me lo recuerde
La alegría venía siempre tras la pena
Venga la noche suene la hora
Los días se van yo permanezco
Las manos sobre las manos quedemos cara a cara
Mientras que bajo
El puente de nuestros brazos pasa
De las eternas miradas la onda tan lasa
Venga la noche suene la hora
Los días se van yo permanezco
El amor se va como esta agua que corre
El amor se va
Cómo la vida es lenta
Y cómo la Esperanza es violenta
Venga la noche suene la hora
Los días se van yo permanezco
Pasan los días y pasan las semanas
Ni tiempo pasado
Ni los amores vuelven
Bajo el puente Mirabeau corre el Sena
Venga la noche suene la hora
Los días se van yo permanezco
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El primer problema formal con el que se
enfrenta aquel que quiere traducir el célebre poema «Le pont de Mirabeau» (LM) y, en general, «Alcools» de Apollinaire,
es la decisión del autor de suprimir toda puntuación. Se entiende que él lo
quiso así para imitar el flujo mismo de la conciencia que recuerda,
nostálgicamente, el amor perdido. Si así se quiere, el poema mismo se asemeja
al propio Sena, que corre (coule)
incesantemente y sin detenerse, amplificando los sentidos del texto así como
las posibilidades de interpretación. Por otra parte, el juego temporal es parte
medular del poema. En él reposan todos los matices, desde la nostalgia hasta la
exigencia, desde el lamento hasta el deseo. No ser cuidadosos en el juego
temporal que Apollinaire vierte en el original es correr el riesgo de no poder
trasladar la fuerza ( en la medida de lo posible) del texto francés. Por
último, está la cuestión de las rimas. A mi parecer, en la poesía uno debe
traducir bajo el presupuesto de que es imposible imitar el ritmo (las
excepciones son francamente casos afortunados) del original. Así, no debe
buscarse la concordancia exacta a riesgo de pervertir o modificar
sustancialmente el sentido. Tampoco el traductor debe pretender «mejorar» el
original, debe limitarse a trasladar el sentido y la forma en la medida en que
la lengua-objeto lo permita. Una cosa más a evitar es la reformulación de los
versos con el objetivo de explicar al lector de la lengua-objeto el poema: éste
debe tener ( una vez más, en la medida de lo posible) la misma dificultad que
el lector de la lengua de partida.
«Sous le pont Mirabeau coule la Seine
Et nos amours
Faut-il qu'il m'en souvienne
La joie venait toujours après la peine…»
Apollinaire sabe que los amores que se
van, ya no vuelven. He ahí el leitmotiv de todo el poema. Por ello, me parece
erróneo que en muchas traducciones el « Faut-il qu’il m’en souvienne» se
interprete como un cuestionamiento, como si Apollinaire sólo lo utilizara como
elemento retórico para dar fuerza al siguiente verso, como si de una obviedad
se tratase. Por el contrario, a mi parecer el «Faut-il…» mienta una exigencia
bien definida y cuya sucesión, normalmente, debería ir acompañada de «dos
puntos»: «la alegría siempre venía tras la pena». Por eso tampoco debe ser interpretado como
«necesidad de» o «hace falta que» (denotando pasividad del agente) sino más
bien como «deber», como «exigencia» o «menester». Además, ciertamente, el
cuarto verso tiene la fortuna de que tanto en francés como en castellano la
rima concuerde con el primero, pero su problemática descansa sobre el ritmo que
la palabra «alegría» rompe cuando se traduce «joie». Es necesario, pues,
traducir «après» por « tras» en lugar de «después» para tratar de salvaguardar
el ritmo. Por último, hay que destacar que el juego temporal entre el
subjuntivo del tercer verso junto con el imperfecto del cuarto, es lo que dicta
el aire nostálgico del poema.
«Vienne la nuit sonne l'heure
Les jours s'en vont je demeure»
Por
alguna extraña razón, usualmente no se respetan los subjuntivos de estos dos
versos y se tiende a verterlos en presente del indicativo, craso error. Es una
vez más el subjuntivo el que imprime un tono de anhelo, de deseo. Por otro
lado, la falta de comas entre «nuit» y «sonne» así como entre «vont» y «je» le
da una musicalidad que se pierde irremediablemente
cuando el «je demeure» se traduce por « yo me quedo» o por « yo permanezco»
«Les mains dans les mains restons face à
face
Tandis que sous
Le pont de nos bras passe
Des éternels regards l'onde si lasse»
Quizá esta sea la estrofa más
problemática de todo el poema. Para empezar, desde mi punto de vista sería
incorrecto verter al español lo que está, a modo de reflejo y repetición,
plasmado bellamente en el original, a saber: verter «les mains dans les mains»
por «manos entrelazadas», « las manos juntas» o, incluso, «manos cogidas». El «dans» puede traducirse
literalmente por «en» o por «sobre». Me he decantado por esta última porque, me
parece, es más natural decir que una «mano esté sobre otra» que «una mano esté en
la otra». Ahora bien, la importancia de
seguir la repetición de las palabras se vislumbra inmediatamente con el « face
à face» que le hace juego. De manera inexplicable, muchos vierten el «restons»
con el presente del indicativo, cuando para ello haría falta que se explicitara
el pronombre «nous». Antes bien, este «restons» es netamente un imperativo de
la primera persona del plural (que expresa un deseo) y quizá sea, una vez más,
la falta de puntuación lo que lleve a este equívoco. Por otra parte, uno estaría tentado a
interpretar el «passe» como un presente de subjuntivo para que concuerde el
tono de «anhelo» que viene dado por el «restons», pero lo cierto es que
gramaticalmente sería incorrecto. Nos encontramos, más bien, con un juego
temporal en que el carácter hipotético del primer verso contrasta con el
presente del indicativo del tercero. Una especie de «presente en el futuro»
propio de quien anhela nostálgicamente algo que cree verdaderamente imposible.
Para el cuarto verso he conservado el hipérbaton, pues no veía ninguna razón
suficiente para modificarlo. Además, el adjetivo «lasse», si bien significa
fundamentalmente «être fatigué», cualquiera de sus traducciones más usuales en
español «fatigada» «cansada» etc., rompería dramáticamente
el ritmo. Por ello he decido traducir «lasse» por «lasa» puesto que en francés
y en español ambos adjetivos tienen la
misma significación y no son de uso cotidiano.
L'amour s'en va comme cette eau courante
L'amour s'en va
Comme la vie est lente
Et comme l'Espérance est violente
El primer «comme» establece una comparación
con el «agua que corre» (agua corriente me parece una traducción equivocada
porque el participio de presente está utilizado aquí para enfatizar el aspecto
activo del agua, en la forma de «l’eau [qui] court». Por otro lado, el segundo
verso es una reiteración que expresa el
estado mental de desesperación del autor. Por último, los últimos dos «comme»
deben traducirse como adverbios exclamativos más que como conjunciones
comparativas. Si fuese al contrario, el adjetivo «lente» tendría que concordar
con el género masculino de «amour», lo cual no hace y nos muestra que los
adjetivos «lente, violente» refieren a «la vie» y a « l’Espérance»
respectivamente.
Passent les jours et passent les semaines
Ni temps passé
Ni les amours reviennent
Sous le pont Mirabeau coule la Seine
Esta estrofa no tiene mayor complicación.
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