sábado, 30 de enero de 2016

Si existiese...

Si existiese un escandaloso silencio,
un temerario bramido apenas audible,
un rayo fulminante que sosiega,
o un mar sin tempestad alguna…

Si existiese el llanto ecuánime de un niño,
el tierno fragor de la batalla,
el sereno grito de una dama,
o la inofensiva cólera de un Aquiles…

Si existiese el suave murmullo de la cigarra,
la apaciguante cháchara de mujeres,
el armónico discurso de un borracho,
o la queja insulsa de una viuda…

Si existiese-digo- todo ello,
escucharías mi voz que tinta escupe,
y ella, aunque ridícula, llegaría,

al confín de las tierras de quien nada oye.

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