sábado, 30 de enero de 2016

Si existiese...

Si existiese un escandaloso silencio,
un temerario bramido apenas audible,
un rayo fulminante que sosiega,
o un mar sin tempestad alguna…

Si existiese el llanto ecuánime de un niño,
el tierno fragor de la batalla,
el sereno grito de una dama,
o la inofensiva cólera de un Aquiles…

Si existiese el suave murmullo de la cigarra,
la apaciguante cháchara de mujeres,
el armónico discurso de un borracho,
o la queja insulsa de una viuda…

Si existiese-digo- todo ello,
escucharías mi voz que tinta escupe,
y ella, aunque ridícula, llegaría,

al confín de las tierras de quien nada oye.

martes, 26 de enero de 2016

Cultivo

Y por nuestros nombres
Unidos estamos,
En el campo inmaculado
En que nada sucede…
O quizá todo.

Y trabajamos la tierra,
Sin certidumbre alguna,
Sin vernos, sin oírnos
Pensando que el tiempo
Hará su trabajo.

Y la tierra está desnuda, húmeda
Por nuestras lágrimas;
Pues aunque no te conozca,
Conozco esos ojos que tan
Arduo esfuerzo hacen
Por cosechar enigmas.

Y no miramos horizontes,
Cultivaremos en el campo verde,
Hasta que nuestras manos
Ajadas, declinen;
Hasta que el sol evapore
Toda esperanza.

Y la tierra enmohecida
Por los destinos jamás cruzados,
Interpela nuestros sueños
Sin que por ello
Cosechemos algo.

Y la soledad
-nuestro segundo nombre-
debería unirnos, como lo hace
el manto verde
al que llamamos “hogar”.

Pero nada cambia.
Ansiamos la locura
Y no obtenemos sino razones,
En el drama infinito
De una siembra

Por la tormenta destruida.